Las preparaciones basadas en el mítico Volkswagen Beetle no son algo extraño, desde buggies hasta injertos de motores V8. A finales de los años 70 Artz quiso crear el Escarabajo para el amante de la conducción, y en lugar de colocar un motor más grande en su trasera rediseñó por completo el esquema de propulsión. En lugar de un bóxer refrigerado por aire, en posición central alojó el 2.7 H6 de 210 CV del Porsche 911 Carrera RS 2.7.

Ello fue posible gracias al uso del chasis de un Porsche 914, adaptado a las necesidades del preparador. Sólo se construyó una unidad de este único vehículo y sus prestaciones eran importantes: de 0 a 100 km/h en 7.2 segundos y una velocidad máxima de 221 km/h, con un peso de apenas 1.2 toneladas y un reparto de pesos óptimo, sólo hubo que retocar la suspensión y tren de rodaje para conseguir un divertido deportivo.

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