Desde hace meses me había llegado noticia de que existía una colección impresionante de autos Volkswagen en la Isla. Me dijeron que estaba en Boquerón, en La Parguera, en Cabo Rojo, pero que era difícil ir porque siempre todo estaba cerrado. Hice varias gestiones para intentar comunicarme con el dueño, del cual desconocía su nombre, pero, ya ustedes saben como se mueven las cosas en nuestra Isla del Encanto. Una tarde, compartiendo con un buen amigo, Jaime I. Del Valle de Jaguar de Puerto Rico, le comento sobre esta misteriosa colección, a lo cual Jaime me contesta que otro mutuo amigo nuestro de Hormigueros, conoce al dueño de dicha colección y que con gusto arreglara para que vayamos a visitarla. Pasaron un par de semanas en lo que nos pusimos de acuerdo para sacar el día y darnos el paseíto hasta Hormigueros, donde el amigo Lugo nos llevaría al Valle de Lajas, de hecho resulto ser a orillas de la playa donde se encontraba el hogar de los ilusos Volkys. El día llego hace una par de semanas pero nada de lo que nos habían dicho sobre la colección ni los autos nos preparo para lo que vimos al llegar al hogar del Dr. Norman González Chacon. Comentarios de algunos calculaban la colección en “como 50 Volky”, otros como en 80, otros en 100, pero ya ustedes saben como tendemos a exagerar las cosas cuando se trata de algo que poca gente ha visto. Cuando llegamos al sitio y se nos abrieron unos portones de seguridad eléctricos y se nos dio paso a la propiedad, la impresión y sorpresa que nos llevamos solo compara con el que un niño llegue al estacionamiento de uno de los parques de Disney World y se encuentra con una majestuosa entrada y una presentación de colores y sensaciones que es difícil de explicar. Es una experiencia que se vive y que jamás puede ser borrada de la mente de ese niño, no importa cuantos años pasen. Es la emoción de vivir una gran ilusión. Así nos sentimos al llegar frente a un hangar de dos pisos que acomodaba no 50 ni 60 ni 80 ni 100 Volkswagen, sino casi 160 de los mejores Volkys que he visto en Puerto Rico. Sin pecar de inmodestia, puedo decirles que tanto este servidor y el del Jaime Del Valle hemos viajado extensamente a exhibiciones y museos de autos alrededor de los Estados Unidos y el mundo, pero a ambos se nos cayo la quijada al piso cuando vimos lo que ustedes amigos lectores podrán ver mediante las escenas que nuestro lente inquieto capto para la posteridad. Primero conocimos al Dr. González, que nos recibió no en una batola blanca, sino en un mono de mecánico azul y con las manos manchadas de grasa. Con una humildad y sencillez, este caballero nos hizo sentir como en casa y nos acompaño a la excursión por el mundo de las creaciones de Ferdinand Porsche. Muchos de ustedes han estado en muchas exhibiciones de Volkswagen en la Isla. Esta Coamo, Corozal, Caguas y muchísimas más como las del buen amigo Eladio Cruz y su grupo. Pues déjenme decirles que si el Doctor algún día decidiera abrir sus puertas para celebrar una exhibición de los escarabajos, no tendría que invitar a nadie, podría celebrar una exhibición de primera categoría solamente con sus autos. Comenzamos nuestra caminata por un ala exterior al hangar que acomodaba una docena de autos y en un recodo a la izquierda de la misma, se encuentran unas facilidades para el ensamblaje de motores y en las paredes almacenaje de plataforma o chasis de los mismos. Todo estaba limpio y en su sitio y fácilmente había una docena de motores completos, ya preparados y aguardando el momento de ser reinstalados en los vehículos correspondientes. Debo aclarar en este momento, que lo curioso de esta colección es que en una forma ecléctica, preserva la modalidad y variados estilos de este “carro del pueblo”. Con esto quiero decir que aunque la colección cuenta con autos restaurados a condiciones estrictamente originales, hay muchos que reflejan las modas de los diferentes años y culturas. Podía uno ver un potencial ganador de un Concours donde la presentación de proteger la identidad original del auto es de primera importancia, al lado de un sobreviviente que nunca ha sido pintado o restaurado, al lado de uno con arito Empi, o E.T., o American, o con un “headercito”, o butacas modernas. Saben que, por que no. El Volky fue muchas cosas para mucha gente y la personalidad de los mismos representaba la personalidad de sus dueños, por lo que la variedad es totalmente natural. Eso si, todos, respectivamente si estaban originales o no, TODOS, estaban en condiciones de primera calidad y mantenidos dentro de una estricta agenda de mantenimiento y cuidado preventivo. Este reportaje va a ser una muy diferente a lo que están acostumbrados en nuestro portal electrónico, ya que en lugar de párrafos explicativos sobre los autos (el lector necesitaría una semana completa para leer todo lo que podríamos escribir sobre esta colección) por lo que este reportaje será uno grafico, con calces en los cuadros de los autos con comentarios que orienten sin alejarles de lo que esta colección necesita, que uno la vea y absorba la magnitud de la misma. Dentro de dicha colección hay algunos autos de los cuales estaremos haciendo reportajes individuales, pero por el momento quiero que se pongan cómodos frente a sus computadoras y disfruten de esta fantástica colección 100% Boricua, como tu. Una cosa si quiero pedirles a ustedes mis amigos lectores y entusiastas. A todo el mundo le gustan los Volkys, de hecho los niños pequeños aprenden como luce un Volky antes de poder entender lo que es un carro El Volky es parte de la historia de casi todas la familias en Puerto Rico. Todo el mundo ha tenido uno, tiene uno o quisiera tener uno, por lo que les pido que compartan este reportaje con todos sus amigos, aun cuando estos no sean fanáticos del automovilismo, a todos les cae simpático este escarabajo Alemán, o Mejicano o Brasilero. |
viernes, 27 de agosto de 2010
Increíble colección de cerca de 160 Volkswagen en Lajas, Puerto Rico
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